23 Jul
23Jul

Desde que Airbnb entró en la escena global ofreciendo alojamientos por todo el mundo, la industria hotelera le tiene el ojo echado. La consultora STR acaba de publicar unos datos que seguro que han hecho subir los niveles de ansiedad de más de algún CEO de las corporaciones hoteleras.


Las cifras son abrumadoras, el turismo es una industria que no para de batir records, y los hoteles obtuvieron las mejores cifras de su historia en el año 2015. Sin embargo , hay una tendencia muy clara por parte de los consumidores que resulta contundente: uno de cada tres turistas de ocio se alojaron el pasado año en alojamientos privados, mientras que en 2011 era uno de cada diez. Pero la gran revelación sorpresa de este año ha sido que los viajeros de negocios también han comenzado a utilizar las viviendas vacacionales en vez de los hoteles, suponiendo ya un 30% de las reservas a través de airbnb.


Y aquí está el gran desafío, el público objetivo de los hoteles, el viajero de negocios, deja de serle fiel a los hoteles.


Cómo los hoteles van a responder a este desafío es la gran cuestión que debe debatirse sobre la mesa.

Lo que es evidente es que ha habido un cambio de gustos. Los viajeros huyen de la uniformidad que ofrecen las corporaciones. Los clientes buscan una experiencia más genuina y un lugar que refleje la cultura local.


                                   



Otro aspecto importante es la socialización con los autóctonos, tener la posibilidad de absorber lo más posible de la cultura, comprar en las mismas tiendas y acudir a los mismos espacios públicos. Ha dejado de resultar interesante llegar a un hotel donde te cargan las maletas y te aparcan el coche, a cambio de una esperada propina, por supuesto. Los viajeros quieren residir en un barrio con mucha vida, y disfrutar de una casa con habitaciones espaciosas y con una cocina que les haga contagiarse de inmediato del estilo de vida de la ciudad que están visitando.


Lo que es cierto, es que desde que comenzó este pulso entre hoteles y viviendas vacacionales, los hoteles no han parado de mejorar y de redirigir su modelo de negocio, ofreciendo mejores servicios y adaptándose a las exigencias del nuevo milenio.  Este es desde luego, un gran paso adelante y una mejora en la competitividad de los servicios que hace que la industria se fortalezca. 


Sin embargo, existe otra guerra desleal que se juega fuera del ring: pagar a profesionales de la comunicación para que lleven campañas de desprestigio y crear alarma social alrededor de los barrios y comunidades de vecinos y presionar a las autoridades para que legislen de forma restrictiva y prohibiendo las viviendas vacacionales.


Desde AVAEC Valencia, nos reafirmamos en nuestra postura basada en dos principios fundamentales : La competencia bien regulada es positiva para la industria del turismo y para el conjunto de la ciudadanía, y segundo, la libertad de elección y la diversidad de los ciudadanos debe ser respetada.

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